“El chantaje de Marruecos
contra Suecia, sus instituciones y sus
empresas es inaceptable e intolerable” dijo hoy, 5 de octubre, el Sr. Abdeslam
Omar Lahsen, presidente de AFAPREDESA.
Desde el pasado 28 de
septiembre de 2015, estamos siguiendo una campaña marroquí de desinformación
propagandística y de ataques injustificados
contra Suecia, sus instituciones y sus empresas. Se inventan todo tipo de
pretextos para intentar desprestigiar a Suecia. Todo tipo de falsas alegaciones
son utilizadas: “Suecia estaría a punto de reconocer a la República Árabe
Saharaui Democrática” o que “Suecia boicotea los productos marroquíes” e
incluso que “la posición de Sucia
amenaza la paz y favorece el terrorismo
en todas sus formas!!!” .
Marruecos empezó poniendo
trabas a la inauguración de la empresa Ikea, desalojo la sede de Volvo y
amenaza con boicotear las empresas
suecas usando de “su derecho de reciprocidad”.
De nada han servido las
explicaciones de los diferentes departamentos del Ministerio Sueco de
Exteriores: “el asunto del reconociendo de la RASD está en estudio interno por
el embajador Fredrik Florén” y que “en ningún momento Suecia boicoteo los
productos marroquíes”. A pesar de ello, Marruecos continúa su guerra
propagandística contra Suecia sin motivo aparente.
“¿Piensa Marruecos que
atacando de tan vil y grotesca manera a uno de los países más democráticos del
mundo, haría que Suecia renunciará a sus propios valores y principios?” se
pregunta el presidente de AFAPREDESA
Se llegara a concretarse,
Suecia no será el primer país que reconoce la RASD. En el mundo hay 84 países
que ya lo han hecho. Marruecos nunca monto campañas similares ni contra México
ni contra Sud África ni contra Nigeria. Tampoco lo hizo en otros países donde
también la cuestión del reconocimiento de la RASD está sobre la mesa, como es
el caso de Brasil y Chile.
Culpar a Suecia de
“amenazar la paz y de favorecer el terrorismo” es simplemente delirante. El
mundo entero ha valora altamente las posturas valientes y el compromiso de
Suecia a favor de la paz y los derechos humanos.
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